El objetivo de este programa es la reparación de las vivencias traumáticas, la desregulación, la inseguridad emocional y la disociación, dificultades que están detrás de las conductas de los niños, niñas y adolescentes a quienes se dirige.
A través de una intervención estructurada, la familia especializada desarrolla un plan de intervención acordado con los equipos técnicos y la administración responsable, garantizando su evaluación continua y la coordinación con todos los agentes intervinientes.
El programa se dirige a niños, niñas y adolescentes, entre 7 y 18 años, con problemas de salud mental o con problemas de conducta o adaptación y que actualmente se encuentran en centros de acogimiento residencial.
El daño sufrido por estos niños y niñas se manifiesta a través de problemas de adaptación traumática, disociación, desregulación e inseguridad emocional, lo cual desemboca en problemas de comportamiento o de salud mental graves. Hay que entender esta sintomatología como la manifestación de un malestar producido por adversidades tempranas, diferentes traumas y malos tratos y un proceso vital lleno de rupturas, cambios e inestabilidad.
Además de estar dirigido a personas menores de edad con necesidades especiales, la característica fundamental es que las familias que van a acoger a estos niños y niñas tienen que disponer de una cualificación profesional que le permita desarrollar esta tarea reparadora en el día a día de la vida cotidiana, en el propio hogar.
A través de la ayuda especializada de la propia familia que lo acoge, de su aceptación e inserción en esta familia y de la intervención estructurada por parte del equipo técnico. De este modo es posible desarrollar un ambiente de ayuda y de reparación de las dificultades que presenta.
Las distintas situaciones y necesidades de los niños, niñas y adolescentes en desprotección conllevan a su vez distintos tipos de abordaje. La clasificación desarrollada por la Junta de Castilla y León nos ayuda comprender las características entre los diferentes modelos de acogimientos especializados.
Así, existen menores en desprotección que presentan problemas de salud física y/o discapacidad intelectual, procesos de reunificación, grupos de hermanos u otros que requieren de una ESPECIAL DEDICACIÓN por parte de las familias acogedoras, mientras que no requieren de funciones técnicas complejas por parte de estas familias.
Sin embargo, en otros casos, como los que nos ocupan en este programa, las dificultades de adaptación y conductuales graves y las problemáticas de salud mental en los chicos y chicas, requieren de funciones técnicas exhaustivas centradas en la reparación del trauma y en un trabajo comportamental, que están a la base del acogimiento denominado de ESPECIAL PREPARACIÓN por parte de quienes realizan la labor de acogida especializada.
Un elemento diferenciador del AFE-EP son las numerosas funciones técnicas que deben realizar las familias acogedoras. Para que estas funciones se pueden llevar a cabo con garantías es necesario el apoyo continuo del equipo técnico que asesora y orienta a las familias en un programa estructurado y de alta intensidad.
De forma específica, estos apoyos son:
- El apoyo técnico continuado y el seguimiento de alta intensidad por parte del equipo técnico.
- Una formación continua que se adapta a sus necesidades.
- Reuniones semanales interfamilias y con profesionales donde se abordan objetivos y dificultades.
- Un programa estructurado que va guiando la intervención.
- Apoyo mutuo, con posibilidad de respiros, ente las familias acogedoras.
- Intermediación con la familia biológica
- Además, perciben una remuneración por sus funciones técnicas
Las familias reciben una ayuda económica por las funciones técnicas que deben realizar en los casos, además de los gastos de manutención de los niños y niñas. En cada comunidad o provincia participante hay remuneraciones específicas que se expondrán en las presentaciones que harán las propias comunidades autónomas.
El acogimiento familiar es mayoritariamente voluntario en España, y desempeña una labor insustituible, al igual que el acogimiento residencial. Sin embargo, el acogimiento especializado de especial preparación va dirigido a un perfil concreto de chicos y chicas con grave daño emocional, establece requisitos técnicos de formación y experiencia y determina unas funciones técnicas, además del cuidado de las personas acogidas.
Por todo ello, para llevar a cabo el acogimiento familiar especializado de especial preparación es imprescindible contar con profesionales con experiencia que acojan en su propia casa, lo que supone una importante dedicación técnica. Todo ello se debe apoyar económicamente aportando salario adecuado.
La necesidad de un trabajo intensivo, planificado y dirigido a reparar el daño de chicos y chicas con problemas de conducta o adaptación ha ido demostrando la necesidad no solo de ofrecer un trato individualizado, sino de tener, además, el espacio necesario en la casa de la familia acogedora para que los chicos y chicas puedan rebajar los momentos de tensión física y emocional minimizando la escalada de agresividad y/o conflictos por no contar con un entono particular en el cual puedan descansar y regularse.
Este planteamiento, de atender a un único chico o chica por familia, es compatible con una colaboración reciproca y acoger puntualmente a niños y niñas de otras familias acogedoras del programa. Por ejemplo, cuando una familia necesite un respiro debido una situación de alta intensidad durante la convivencia.
La experiencia ha demostrado que aumentar la ratio de personas menores de edad acogidas por una sola familia o persona en este programa incrementa notablemente el riesgo de que no se pueda cumplir la función rehabilitadora y técnica que se plantea, y es un factor que incrementa el riesgo de ruptura.
Al menos una de las personas adultas de la familia debe acreditar la formación homologada establecida, una experiencia laboral de 2 años el trabajo con la infancia, una formación específica, aceptar las condiciones técnicas, económicas y sociolaborales y deben completar un proceso de valoración psicosocial que estime si están preparados/as para llevar a cabo estas funciones con garantías.
Todos los modelos de familias son compatibles con esta tarea, y lo esencial es que al menos uno de los miembros cumpla los requisitos de formación y experiencia anteriores. También una persona sola puede ser familia acogedora especializada, debiendo cumplir los mismos requisitos de formación y experiencia.
Sí. El acogimiento familiar especializado debe ser un compromiso de ambos miembros de la pareja, asumiendo ambos la responsabilidad del cuidado y de la atención del chico o la chica. Pero es la persona que acredita la formación homologada y la experiencia laboral, quien tiene que llevar a cabo las funciones técnicas establecidas. Pero es esencial que ambos miembros de una pareja estén de acuerdo en el acogimiento.
Sí. En la práctica del acogimiento familiar voluntario un criterio que de uso común es que la persona a acoger sea menor en edad que los hijos/as propios/as de la familia que se candidata. Este criterio no se aplica al acogimiento familiar especializado, considerando que todas las opciones pueden ser válidas y que desde el programa se apoya tanto a los chicos y chicas acogidas como a los hijos/as propias.
De hecho, esta realidad es un perfil habitual en las familias que se ofrecen siendo algunas de ellas familias con hijos/as más pequeños/as o que quieren tener hijos/as.
Algunas familias dicen que el acogimiento familiar especializado les ha permitido compatibilizar el cuidado de sus hijos/as propios y el desarrollo de una labor técnica como el acogimiento familiar especializado.
La duración del acogimiento familiar especializado depende de la modalidad de acogida que se defina en cada caso. Por tanto, puede tener una duración de hasta dos años (acogimientos temporales) o más indeterminado (acogimientos permanentes).
Trabajar con niños y niñas que han sufrido este tipo de situaciones y que presentan estos daños implica a veces la necesidad de una máxima flexibilidad para ampliar o reducir la duración del acogimiento, siempre buscando el consenso y en función de las necesidades y evolución de la persona acogida y su familia biológica.
Sí, hay familias que cuando finaliza un acogimiento, bien porque se les ha acompañado en la emancipación o porque se ha producido un retorno o un cese, inician un nuevo acogimiento.
Los chicos y chicas del programa mantienen, por lo general, un régimen de contactos y visitas con su familia biológica. En los espacios de intercambio se favorece que ambas familias se encuentren, se trasladen información sobre la situación del chico o chica… Además, a lo largo de toda la acogida especializada, los acogedores mantienen contactos estructurados con la familia biológica para informar de la situación de los niños o adolescentes. La experiencia demuestra que, en la medida que se conocen las familias, existe una relación de cordialidad y respeto.
Si tienes cualquier otra consulta, también puedes escribirnos a info@redesafe.org